Cartas ajenas






“La prosa va forjando un mundo donde lo real nunca es estable, donde lo real siempre se moviliza: se torna huidizo, se quiebra. Para decirlo de una vez: estos corrimientos que crean las palabras construyen a lo largo del relato una suerte de realismo extrañado. Que habilita el hecho de que los personajes puedan estar mintiendo, o estén locos, o que en la superficie tersa de su cotidianidad irrumpa, fatalmente, lo fantástico. De esta manera, todos los niveles operan en simultáneo dentro de la narración, la ahondan, la complejizan.”
Marina PorcelliTierra Adentro

“Una literatura compleja, palpitante, donde los personajes no son sólo víctimas ni sólo verdugos, sino complejas estructuras sicológicas en precario equilibrio.”
Vicente AlfonsoEl Sol de Torreón

“La primera novela de Beltrán Félix exhibe la pena, el sinsabor de la anarquía institucionalizada; la sensación, tan en boga, de vivir al borde de cualquier anodino abismo. Ésta, una de las mayores apuestas de la novela, se ve ganada con creces, y en los capítulos finales del libro da pie a verdaderos alardes narrativos.”
Enrique PadillaLuvina

“Cartas ajenas es un regreso a la literatura comprometida consigo misma, que va más allá de la historia y que por lo mismo nos muestra a unos personajes, a un narrador y al escritor tras la pluma. Nos muestra a un cocinero experimentado, quien sabe qué es lo que busca: el lenguaje como gran potenciador de mundos ficticios.”
Miguel Ángel Hernández AcostaSuplemento de Libros

“Cartas ajenas es atractiva y arriesgada, incluso, puede ser demasiado arriesgada para ciertos lectores, porque Geney se va por el nocaut y juega en el último tramo de la novela con sus propias reglas, cuyo resultado es la deliberada descomposición de la realidad. Es decir, a medida que su personaje va tocando el fondo de la experiencia, y a la vez de un estado mental, el lector puede presentir una suerte de desquiciamiento, una corrosión del lenguaje que se amalgama con la oxidación de la trama. Hay en las últimas páginas una descomposición o desvirtuación que se percibe en algunos momentos. Pensaría un poco en logros del Sabato más osado, de un Onetti rodeado de jeringas de mezcalina o de un Dostoievsky desdoblándose y percibiendo el divorcio entre su versión de la realidad y la realidad misma. Por lo que solamente diría, como en los depósitos radiactivos: Cartas ajenas es material inflamable: manéjese cuidadosamente.”
Héctor Iván González, Crítica

“Los lectores encontrarán un personaje cuyo conjunto de características y transformaciones durante su travesía lo destacan y lo hacen memorable. Un personaje catalizador de la violencia contenida de los avasallados. A la vez, la orfandad, las bajas pasiones, los crímenes de estirpe, y  otros tantos temas, estarán manteniendo la tensión dramática entre una revolución que no termina de explotar y la promesa, casi segura, del caos”.

 “Su lenguaje establece una crítica porque denuncia las convenciones de nuestra lengua: la profusión en el uso de los dos puntos, el ritmo sintáctico deliberadamente alambicado, la morfología retorcida de algunas palabras y un pequeño juego tipográfico, son prueba de una conciencia plena en el manejo de nuestro idioma. En todo caso, Cartas ajenas es una obra donde la tensión que revitaliza al lenguaje sucede gracias al aliento y conciencia que les infunde su autor.”
Josué Sánchez HernándezLitoral e


“A través de la escritura de los otros, el protagonista ingresa a la intimidad de una gama de personajes grises, seres de la realidad cotidiana, envueltos pos peligros, secretos, remordimientos y odios. La novela puede ser una evocación a la escritura epistolar que en estos tiempos ya se anuncia como extraña.”
Gerardo Bustamante BermúdezLa Jornada Semanal